*** Estoy en un hotel en Brasil donde tengo visitas exclusivas a la bahía. Estoy en un comedor con mucha gente, voy vestida muy elegante y me siento el centro de atracción. Detrás de mí, hay una ventana donde se ve un paisaje con cascadas y palmeras. El agua de las cascadas descendía lento, a un ritmo suave, ondulando, haciendo diferentes recorridos. La gente decide ir a bañarse, yo les sigo. ***

*** Estoy acostada boca abajo en un diván. No puedo moverme, estoy paralizada. Mi mirada alcanza en el otro extremo de la habitación, una maceta con flores rojas. Me concentro para poder olerlas a la distancia y lo consigo. De pronto estoy en una especie de skate, en la misma posición, bajando una rampa sin poder controlar el descenso. Me dejo ir, intuyo que el final del camino no es peligroso ***

*** Visito a una sanadora porque necesito ayuda. Ella me dice que me ayudará a hacer un conjuro porque me estoy haciendo mucho daño. Se pone frente mío y se transforma en una sombra. Comienza a danzar y un espíritu negro sale de dentro de mí. Le digo a mi sombra que vaya hacia la luz para liberarme. ***

*** Estoy con una amiga, ayudándole a recolectar materiales para la fiesta del barrio. Está recogiendo flores, cuando se acerca un chico a preguntarle no sé que cosa. Ella le responde sin mirar, mientras sigue recogiendo flores. Me quedo observando la escena, sintiendo que algo va a pasar cuando se miren. El chico le da las gracias y ella lo mira. Sonríen. Ella le pide que le ayude a ponerse las flores en el pelo. Él coge ramitas del suelo para ayudarle a fijarlas. Mi amiga se ve hermosa, de hecho, las flores se transforman en una extensión de su pelo y se vuelven de color castaño. ***

*** Estoy en una acera a punto de cruzar la calle, veo que el semáforo está en rojo pero que me da tiempo a cruzar antes de que pase un coche que viene lejos. Me lanzo y el cuerpo me empieza a pesar cada vez más, no puedo avanzar y el coche viene en mi dirección, despierto asustada ***

*** Visito a una abuela chamana que está dando consejos gratuitamente. Después de observarme durante un tiempo me dice que en mí hay un deseo profundo de conocimiento y detrás de ese deseo hay una voz que lo está alentando a gritos. Sin embrago, al lado de esa voz hay un miedo que está constantemente frenándome. Me siento reconocida en sus palabras y se lo agradezco. De pronto mi cuerpo se gira boca abajo y quedo levitando enfrente de la chamana. No siento miedo, más bien me entrego. Un destello de luz surge de mi nuca. ***

*** LLego tarde al túnel, todos ya se habían lanzado. Me lanzo y me siento eufórica. Era un túnel metálico, muy amplio, enterrado bajo tierra. La lluvia que caía formaba barro que ayudaba mi descenso. Llego a un lugar que parecía ser un cuento infantil, donde había un árbol con animalitos de colores subidos a sus ramas que iban cayendo poco a poco al suelo. Aparece un reloj de cartón que gira sobre una superficie de algodón. Paso por un lugar de máquinas antiguas que hacen sandwiches de caramelo. El viaje termina en una playa. Tengo en mis brazos a mi hija que está asustada y la tranquilizo diciéndole que mire la luna que está detrás de las nubes. ***

*** Vamos haciendo un viaje en barco y encotramos una ruta de islas que nos lleva a otro continente. Veo que un volcán hace erupción y sepulta a un niño que parece ser el hijo de una mujer que va a mi lado. Pero en un momento también parece ser mi hijo. Estoy acostada sufriendo su pérdida, intentando entender cómo diablos me tengo que sentir. No sé si debo llorar o simplemente dejarlo ir. ***

EL SUEÑO
Pablo Neruda
 
Andando en las arenas
yo decidí dejarte.
 
Pisaba un barro oscuro
que temblaba,
y hundiéndome y saliendo
decidí que salieras
de mí, que me pesabas
como piedra cortante,
y elaboré tu pérdida
paso a paso:
cortarte las raíces,
soltarte sola al viento.
 
Ay, en ese minuto,
corazón mío, un sueño
con sus alas terribles te cubría.
 
Te sentías tragada por el barro,
y me llamabas y yo no acudía,
te ibas, inmóvil,
sin defenderte
hasta ahogarte en la boca de arena.
 
Después
mi decisión se encontró con tu sueño,
y desde la ruptura
que nos quebraba el alma,
surgimos limpios otra vez, desnudos,
amándonos
sin sueño, sin arena,
completos y radiantes,
sellados por el fuego.